FIESTA ZANPANTZARRAK

ITUREN Y ZUBIETA (Navarra)

 

capitores de medio metro de altura adornados con cintas multicolores y plumas forman parte del atuendo de los jóvenes

 

Julio Caro Baroja la denominó la Fiesta de la buena vecindad. Pertenece a las celebraciones de invierno, al ciclo de carnaval navarro. Ituren y Zubieta son los primeros en despertar a estas extraordinarias fiestas.

La última semana de enero, a partir del día 25, es posible retroceder en el tiempo en estos municipios, remontándose varios siglos atrás.
El lunes siguiente al último domingo de enero, una curiosa comitiva parte de Zubieta (localidad situada al noroeste de Navarra).

 

curiosa comitiva comandada por el oso "giantesoc" se dirige de ituren a zubieta

 

En sus calles se organizan dos hileras compuestas por unos veinte hombres, vecinos del pueblo. Son los famosos ioaldunak, nombre que reciben por los enormes cencerros que portan a la espalda y que hacen sonar rítmicamente con cada movimiento.
 

Guiados por un hombre que tañe un gran cuerno para mantener el ritmo de la comparsa, se dirigen hacia Ituren, el pueblo vecino. A mitad de camino, jóvenes de Ituren les aguardan, avisados de su llegada por el envolvente sonido de los cencerros.
 

Al día siguiente, el ritual cambia de dirección. Es martes, y son los vecinos de Ituren quienes visitan Zubieta cuyo Zanpantzar estará esperando a mitad de camino. Sin embargo, este día, una peculiar comitiva de vecinos disfrazados se sumará a tan especial romería.
 

los jóvenes eligen para sus disfraces modelos esperpénticos y grotescos

 

El espectáculo resulta asombroso; casi mágico. En un escenario de envidiable belleza, cerca del monte Mendaur y a orillas del río Ezkurra, casi un centenar de cencerros irrumpe estruendosamente en la atmósfera festiva. Los ioaldunak, para tan singular ceremonia, lucen no menos singulares atuendos.
 

simpática imagen de dos niñas que optan por disfrazarse de abuelas

 

Cada pueblo posee prendas particulares con las que distinguirse del ioaldunak vecino.

Sin embargo, visten prendas comunes. Sobre la cabeza, los tunturros, un gorro cónico y apuntado de medio metro de altura, coronado por plumas de gallo y faisán (símbolo de fecundidad) del que cuelgan numerosas cintas de colores como señal de protección.
Llevan también espalderos de piel de oveja, con mechones de otra piel de lana. En los riñones lucen una faja roja que les protege del peso de los enormes cencerros traseros que cargan en la espalda.

Enaguas de puntillas, calcetines de burda lana blanca, pantalones oscuros y las tradicionales abarcas completan el vestuario.

 

 

comparsas que disfrutan del zanpantzarrak

 

enfrentamiento de dos participantes cubiertos de piel de oveja

 

Los brazos permanecen al descubierto para que los espíritus malignos perciban rápidamente las enormes escobillas o hisopos de cerdas de cola de caballo, que sostienen y agitan con la mano derecha.

El pañuelo y la camisa son las prendas que distinguen a ambos pueblos.

Los ioaldunak de Ituren lucen un gran pañuelo rojo y se cubren con un chaleco de piel de oveja, mientras que los de Zubieta llevan una camisa blanca y un pañuelo de cuadros azules y blancos.

Los cencerros más grandes se colocan en la espalda, a la altura de los riñones; los pequeños suelen ir sobre los hombros.

 

 

muchachas de la localidad maquilladas como espectros durante los carnavales

 

Según su forma y tamaño pueden denominarse de una manera u otra; pulumpak (grandes y abombados), kalankak (planos), dulundak (cilíndricos), txilintxak (pequeños), ezkilak (los que llevan en los costados), txuntxurrak (panzudos y de grave son).,

En este carnaval rural se recuperan las notas tradicionales del txistu y de la gaita que, bien suenan acompañando a danzantes, bien acaparan el protagonismo por sí solos.
 

La romería carnavalesca desfila al son de la repetitiva cencerrada (a la que los tambores y bombos hacen de coro).

En uno de los descansos de esta marcha se produce la lucha desigual entre algunos de los zagales del pueblo y el oso giantesoc que, totalmente cubierto por piel de oveja, lleva cuernos de carnero y lanza zarpazos a diestro y siniestro.

La lucha finaliza cuando el oso, exhausto, cae muerto bajo el atronador retumbar de cencerros y tambores.

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